miércoles, 11 de noviembre de 2009

Empresas y puertos están matando el río Magdalena



Esta imagen fue captada desde un helicoptero, desde allí
se aprecian las pilas de materiales quimicos de otra
de las empresas del corredor de la vía 40 de Barranquilla


De lado a lado se extienden las pilas de carbón del puerto de Siape
las ventanas de las viviendas estan tapadas de carbón,
¿Qué ha hecho el Damab al respecto?, parece que nada.


Texto y fotos:
Celso Jiménez Fajardo
Lo que muchos mandatarios y empresarios locales llaman progreso, los habitantes del común de Barranquilla, lo llaman contaminación ambiental.
Siape es un barrio ubicado en la margen del río Magdalena al nororiente de la capital del Atlántico, allí los primeros en llegar fueron varios italianos, alemanes y filipinos los cuales ingresaron por los puertos del país y se quedaron, “eso hace más de cien años” asegura un veterano pescador de la zona de los poco que quedan y al que le apodan ‘gerente’.
Desde esos tiempos los ‘siaperos’ han visto pasar por el patio de sus casas progreso de la nación, flotando en enormes barcos mercantiles los cuales llegaron con muchas cosas nuevas y crearon la revolución que cambio nuestro país.
Por sus puertos aledaños ingresaron millones y millones y las regalías de toda esta locura comercial y de transporte marítimo y fluvial, no se ha visto reflejado en obras sociales de salud. Según ‘Gerente’ su tierra ha sido explotada desde hace más de cien años y Siape no para de sufrir.
Desde hace varios años un enemigo negro y muy volátil pero con un altísimo valor económico esta siendo embarcado en el muelle Michelle Mar, ubicado en el corazón de este populoso barrio y desde el cual embarcan miles de toneladas de carbón, el cual a su paso deja una estela de polvillo que según expertos produce graves consecuencias para la salud sobre todo a nivel respiratorio.
Según las normas internacionales de embarque de este tipo de hidrocarburos, deben contar con una pared de contención de medidas astronómicas, que supera en tamaño a la actual pared de más de 8 metros que muy poco puede hacer para evitar la propagación de este polvillo el cual se extiende a barrios mas alejados del puerto tales como San Salvador, Las Tres Ave Marías, la Floresta, San Marino y Villa carolina.
“Las ventanas de mi casa son la fiel prueba de la contaminación a la que somos sometidos injustamente” dijo Jaime Karrol, habitante del barrio La floresta con más de 20 años en el sector, quien también aseguró que en tiempos pasados se respiraba otro aire más puro.
Voces de protesta en varias ocasiones con bloqueos de la vía 40, no han sido suficientes para que el Damab, autoridad encargada del medio ambiente en Barranquilla tome las medidas necesarias para frenar esta descarada afectación del medio ambiente.
Quien lleva la peor parte en todo este negro pero lucrativo negocio es el rio Magdalena quien soporta los residuos de carbón que se desprenden el la carga de los buques y por si fuera poco es victima del vertimiento de materiales químicos altamente tóxicos que han cambiado en forma preocupante el ecosistema de esta importante pero olvidada arteria fluvial.

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